Nikté ga Kaze wo Hikimashita~ [más que libre~]

Las mejillas del menor rebosaban en color; su aliento era pausado y agitado; su cuerpo estaba demasiado pesado como para mover un sólo músculo.

Era obvio: había atrapado un resfriado.

No había salido de su cuarto, y apenas era de mañana. Se percató de ello cuando, al intentar levantarse, sintió un horrible mareo, que lo dejó tendido de nuevo sobre su lecho.

Aún no le había dicho nada a nii-chan, ya que éste había vuelto tarde de trabajar, y no quería cansarlo con sus cosas.

Así que prefirió quedarse recostado, esperando a que por lo menos la ola de sueño y cansancio terminara...

Se levantó algo cansado por el día anterior: había sido algo difícil.

-Más que de costumbre- dijo levantandose para hacer el desayuno; afortunadamente ese día no tenía nada que hacer, más que unas cuantas llamadas en la tarde.

En cuanto bajó, se dio cuenta de que no escuchaba la habitual voz de su pequeño, que siempre lo recibía con buenos días, o por lo menos con unas palabras de "tengo hambre"; con cierta preocupación se dirigió a su cuarto, tocando la puerta.

-¿Estás ahí, pequeño?

El niño escuchó la voz de nii-chan llamarle; se tapó por completo, y carraspeó un poco, tratando de modular su voz.

-Estoy bien... sólo cinco minutos más...-exclamó, pero era obvio que su voz ronca no le estaba ayudando mucho que digamos; odiaba estar enfermo...

Escuchó la voz ronca del niño; se preocupó bastante y decidió entrar; abrió lentamente la puerta, para encontrarse con su pequeño, totalmente rojo por la calentura y cobijado hasta el rostro.

-Pequeño... ¿por que no me dijiste que estabas enfermo?- le acarició su cabello sentandose en el borde de la cama.

-Estoy bien... no es nada...-tosió un poco, haciendo evidente que era una vil mentira-Lo siento, es que trabajaste ayer hasta muy noche...-volvió a cubrirse con la manta, sintiéndose bastante mal, y no paraba de toser tan sólo por respirar...

-haaa...- suspiró profundamente, revisandole la temperatura- sabes que tienes que decirme, ¿da?; a mí me preocupa más que Nikté esté enfermo y no me lo diga- le dio un beso en su frente- ahora prepararé algo para que puedas mejorar, ¿da?- se levantó directo a la cocina- por mientras Nikté debe quedarse aquí y descansar.

-Pero...-trató de oponerse, pero el simple hecho de intentar levantarse lo agotó sobremanera-S-Sólo por hoy, ¿sí...?-susurró quedamente, acomodándose en la cama, sudando a mares...

-Da- respondió, llendo a la cocina, a preparar las cosas necesarias; si bien no era el mejor cocinero del mundo, estaba seguro de que las sopas que preparaba eran buenas y calientitas- es lo que Nikté necesita- dijo para sí mismo y siguió preparando las cosas.

Cuando estuvieron listas; llevó la sopa en un tazón y ayudó al pequeño a sentarse en la cama para que pudiese comerla.

En el lapso, el morenito durmió poco y mal; cuando nii-chan le despertó, apenas y si pudo comer algo, ya que no podía sentir el sabor de la comida, y la fiebre no hizo más que ir en aumento...

-Nikté tiene que comerla, ¿da?- le dijo preocupado- lo hará mejorar; siempre la tomaba cuando era pequeño, ¿da?- le acarició el cabello, y al ver su rostro le dijo- llamaré al doctor; tiene que ver como está Nikté- tomó su celular y llamó a un médico que no vivía muy lejos de ahí; le pidió que fuera lo más pronto posible y luego recostó de nuevo al pequeño para que durmiese de nuevo.

-¿Cree nii-chan que no lo intento...?-susurró, vomitando lo poco que había logrado ingerir, gracias a una dichosa flema; volvió a recostarse, haciéndose su respiración lenta y pausada, empeorando a cada momento...

En cuanto hubo llamado, regresó a la habitación del niño, se acomdó a su lado, sentado en la cama, mirandolo tristemente y esperando que el doctor llegara pronto; fuese lo que fuese lo que tenía us pequeño, él estaba preocupado y tenía miedo de que pudiese pasar a mayores, por lo que se alegró cuando el médico llegó a su puerta.

-Iván irá a abrir- le dijo y bajó corriendo las escaleras.

Ni siquiera pudo descansar el pobre niño, ya que la tos que lo aquejaba era muy intensa, y un sudor frío comenzó a bañar su frente; la fiebre era considerablemente alta, apenas y sí mantenía un poco de conciencia, desesperándose mucho por su situación...

-Aquí espero, nii-chan...-su voz sonó muy baja, siendo acallada por la tos, llorando sin querer...

Fue rapidamente a abrir; dejó pasar al médico y le explicó los sintomas que le había dicho el pequeño y lo guió hasta la habitación de Nikté.

Mientras el doctor se acercaba al infante, él permaneció quieto, observando al pequeño; estaba completamente preocupado por el niño, pero no podía parecer nervioso: debía mostrarle a Nikté que las cosas se arreglarían.

-No se preocupe, es sólo un cuadro de gripe, se recuperará en unos tres días-exclamó el doctor, terminando la auscultación-Frote éste Vic-Vaporub en su pecho y espalda para la tos, y éstos supositorios cada 12 horas, y se repondrá-sentenció, palmeando el cabello del pequeño, sonriéndole, recogiendo sus cosas para marcharse...

-Spacibo doctor- le respondió más aliviado; le hizo un gesto al pequeño y bajó con el doctor para pagarle y compañarlo a la salida. De inmediato volvió, corriendo por las escaleras, y recordando las indicaciones del médico; al entrar en la habitación del pequeño y recordarlas todas, un sonrojo se viono a su rostro al pensar en lo que debería hacer.

Tragó saliva, mientras se sentaba de nuevo junto a la cama, tomando la pomada y los supositorios: habría que contenerse demasiado.

-¿Q-Qué dijo el doctor, nii-chan...?-preguntó, ya que había sido un poco sedado por el galeno, para darle un poco de descanso sin que la tos lo despertara.

Miró las mejillas de nii-chan sonrojarse mucho, se le veía por demás raro...

-¿T-Tengo algo malo...?-preguntó con miedo, llorando un poco, tosiendo de nuevo y temblando por la actitud de nii-chan...

-N-nyet... es sólo que... que debo comenzar a curarte ya, ¿da?- le respondió ocultando sus mejillas debajo de la bufanda; tomó el hungüento y ayudó al niño a levantarse un poco- esto no duele, ¿da?, sólo lo pondré en tu espalda y pecho y podrás volver a descansar- le dijo, aunque también tendría que ponerle el supositorio; así se lo hizo saber y con cuidado quitó la playera del pequeño, para comenzar con su "trabajo"

Está bien, nii-chan... sé delicado, ¿si?-exclamó suavemente el menor, quitándose las mantas para levantarse; se quitó la playera que era parte de la pijama, y volvió a recostarse, primero boca abajo-E-Estoy listo, nii-chan...-dijo con una voz delgada, sintiendo frío, y con las mejillas mucho muy rojas...

-D-da...- le dijo este nervioso y comenzó a poner aquella pomada en la espalda de su niño, sintiendo de inmediato cierto sonrojo en sus mejillas y unas corrientes que le recorrían por completo; aún así, siguió con esa parte, mirando la espalda morena del niño.

-E-espero que con esto Ni-Nikté se sienta mejor- balbuceó aún rojo.

Unos cuántos gemidos salieron de los labios del niño, sintiéndose reconfortado por el frío en su espalda; cuando hubo terminado, se puso boca arriba, mirando lindamente a nii-chan.

-lo sé, pero sigue aquí, creo...-señaló un poco hacia su pecho, dejando ver su piel sudorosa, y sus pequeños pezones erectos por la fiebre, sintiéndose un poco mejor por el ungüento en su espalda...

Él asintió y admirando el cuerpo del menor, aplicó el ungüento en su pecho, pasando por sus pezones, provocandole cierta sensación en el estomago y los pantalones; tratando de ignorarlos, cerró un poco los ojos, pero sólo logró que las sensaciones se intensificaran.

Al principio las caricias de nii-chan le arrancaron débiles risitas al menor, pero éstas pasaron pronto a unas emociones de placer y relajamiento.

-Ah... nii-chan...-musitó muy bajo cuando los dedos de nii-chan rozaron sus pequeños botones, cerrando débilmente sus ojos rojos, abriendo un poco sus labios para dejar escapar unos gemidos, al menos el ungüento estaba funcionando, o eso creía...

Miró al niño: sus expreciones se habían vuelto de disfrute, lo que hizo que él también se sintiera exitado; se relamió los labios mientras lo veía: su boca entreabierta, sus ojos cerrados y ese rubor que aún se mantenía en sus mejillas.

-Ng~... Nikté...- susurró volviendo a recorrer con sus manos el pecho del niño.

el pequeño volvió a sentir un delicioso estremecimiento por toda su piel, ya que por la fiebre alta y el malestar corporal, todo él estaba más que sensible, provocando que aquéllos simples contactos le diesen mucho placer...

-¿Pasa algo, nii-chan...?-musitó con su delgada y placentera voz, mirándole apenas entreabriendo sus cristalinos ojos, apresando entre sus pequeños puños un poco de la sábana que yacía debajo de él, sin saber porqué exactamente le gustaba mucho aquél contacto...