Vuelve a mí, pequeño

Hoy se cumple un mes que no lo veo; que no lo tengo en mis brazos ni le puedo dedicar una palabra dulce y ya me estoy muriendo por dentro. Pero a pesar de ello, no me voy a rendir hasta encontrarlo, así tenga que recorrer el mundo entero.
Miró a un lado, para encontrarme al hombre que traje aquí inconciente; lo tomé de los cabellos y de una bofetada hice que se despertara.
-Despierta, bastardo- lo volví a golpear- ahora tú... me vas a decir donde está mi hermano o quién lo sabe... si no quieres sufrir mucho antes de morir.


-Hey pequeño, ¡ya llegué!- había sido un largo día para mí, los "jefes" habían me habían mandado a mí a hablar con algunas personas y llevar ciertas mercancias; algunas de estas cosas no fueron sencillas, pero tenía que hacerlas: todo por el bien de mi pequeño. O si no... bueno, yo ya sabía cuales eran exactamente las consecuencias; y sé que mi niño también las sabía, aunque me doliese admitirlo, por mi culpa- ¡Nikté!, ¿dónde estás?

El pequeño ya estaba más que agotado, de todas las maneras posibles. Ya había entendido que por más que llorara, por más que suplicara, por más que rogara que nii-chan lo encontrase pronto eso no iba a suceder.

Era lo mismo de todos los días, sufrir una golpiza hasta dejarlo casi inconsciente, pero con la suficiente memoria como para recordarlo durante días; siempre temblando de miedo y horror, sin poder hablar con nadie, y con el eterno temor a que anocheciera, ya que los sujetos le hacían cosas "malas" a su pequeño cuerpo, sintiéndose peor que basura, pero fue toda su culpa...



Era de día, y el pequeño Nikté se hallaba jugando en la casa; no había llegado nii-chan, por lo cual era obvio que no podía dejar entrar a nadie. Pero cuando estaba más entretenido, alguien llama a la puerta. Va hacia ella, y escucha una voz de mujer...

-¿Hay alguien en casa?-pregunta la chica.

-Váyase por favor no puedo abrir-exclama el niño.

-Oh, pequeño, pero es que su hermano nos manda para llevarlo a un lugar muy divertido-dice con fingida voz la dama.

Dejándose convencer vilmente, el niño abre. Pero enseguida, unos tipos derriban la puerta, y toman al pequeño, poniéndole un saco negro en la cabeza, dejado una nota en una mesita a simple vista, cerrando todo y dejando las cosas como estaban...

-¿Nikté?- me pregunté por qué no contestaba; no era normal: él siempre llegaa a darme un abrazo, aunque quizás me tuviera una sorpresa en esta ocación, así que lo busqué por toda la casa. Sin embargo, algo me comenzó a decir que eso no era lo que estaba pasando.
Con preocupación comencé a correr por toda la casa, abriendo puertas con violencia y descomponiendo los muebles en los que pensaba que podría estar oculto.
-¡Nikté!- volví de nuevo a la salida; esta vez aterrado; miré al suelo justo encima del tapete de bienvenida y alcancé a ver una figurita que me resultó familiar; me acerqué para tomarla y se me vino el alma a los pies al reconocerla: el simbolo de una flor marchita- no, no... ¡NO!- grité desesperado- ¿por qué se lo llevaron?

Comenzó a gritar el niño, muerto de terror y desesperación; fastidiados los captores, golpearon su nuca con mucha fuerza, obligándole a "dormir", subiéndolo a una camioneta negra, sin saber exactamente hacia dónde se dirigían.

Cuando hubo recuperado la conciencia, se dio cuenta de que estaba en una silla, atado y amordazado. Habían dos o tres sombras alrededor de él, y no podía identificar ninguna.

Comenzó a temblar como hoja, tratando de pronunciar el nombre de su nii-chan en vano...

-No, no, no...- me repetí; el terror me embargaba como nunca en mi vida; pero supe que no ganaría nada quedandome ahí; me levanté y fui hacia el sotano, mientras llamaba a alguien por telefono. Bajaba las escaleras cuando alguien me contestó- soy Iván... dile al jefe que no podré salir mañana... tengo un asunto que atender... han capturado a mi hermano... ¿en serio?- había llegado abajo; me acerqué a un rincón del lugar y comencé a levantar unas cajas. Mientras, el sujeto con el que hablaba me había dicho que tendría ayuda- ¿por qué me la darían?
-Sabes que a pesar de todo somos un grupo: una hermandad y si se meten con uno de nuestros mejores elementos, las cosas no podrían ser de otro modo... llamanos si necesitas algo- dijo y colgó, dejandome en mis propios pensamientos.
Sacudí la cabeza volviendo a la dura realidad que se me presentaba; al quité todas las cajas para encontrarme con una puertita bien disimulada con el suelo; la levanté y saqué de debajo de ella varias cosas: fajos de billetes de diferentes países, unos papeles y por último: armas.
-No importa el costo... te voy a encontrar pequeño.
Miré a mi pequeño jugar con los otros chicos en el parque; a veces me sentía tan... celoso, de que no estuviera conmigo, de que jugara con tros chicos, aunque no podía culparlo: era un niño aún.
-Da, un niño de quien estoy enamorado- recargué mis manos en el rostro- pero que pasa conmigo... es mi hermanito- y me abracé sintiendo como siempre, que había algo malo en mí.

El adulto, más que harto de los lloriqueos, le quita la mordaza al niño.

-¿P-Por qué me trajeron aquí...?-pregunta el niño, lleno de terror.

-Solamente porque queremos arreglar cuenta con tu hermano-sonrió perverso el sujeto.

-¿C-Cuentas?-se queda perplejo-¡N-Nii-chan no es nadie malo, el es...!

-...Un sádico ruso que adora el dolor ajeno-le interrumpió-Vaya, vaya, vaya, hasta a su familia le miente de ése modo...-chasqueó la lengua repetidas veces, negando con la cabeza, mirando la incredulidad del niño.

-¡Es mentira! ¡Usted le quiere hacer cosas malas!-gritó el morenito, tratando de zafarse de sus ataduras.

-¡Cállate ya!-de una bofetada lo hizo callar, sacando sangre del menor-¡Ése mocoso mató a varios de los nuestros, y le daremos por donde más le duele...!

Los ojos de Nikté se abrieron de par en par, mientras veía cómo el sujeto se dirigía con lascividad hacia él...



Un día cualquiera en la vida del niño; se encontraba feliz, sonriente, alegre de estar con todos sus amigos; no se cansaba de correr por todos lados, dejando que la infancia le recorriese cada centímetro de piel.

Así fue, hasta que las madres y padres de los demás los recogieron, y tuvieron qué dejar los juegos por hoy.

Se tendió en el pasto, mirando el atardecer como si nada; después de mucho tiempo, podía decir que se sentía feliz...

Salí de la casa apenas habpia terminado de hacer una maleta en la que llevaría todas mis cosas; la metí en el auto y arranqué luego de cerrar la casa.
En un principio no sabía por donde empezar, hasta que un recuerdo me vino a la mente. Llegué a carretera en menos de 5 minutos y viaje por un par de horas hasta que llegué a otra ciudad; busqué rapidamente la vieja casa de uno de nuestros antiguos elementos; él nos había traicionado, pero había cometido el error de no cambir de casa.
-¡Bingo!- dije cuando llegué, para mi fortuna, el hombre acababa de llegar a su casa- no te preocupes pequeño- los pensamientos dolorosos vinieron de nuevo- vas a estar bien.
Miré como mi pequeño se recostaba en el pasto; decidí acercarme y me tendí junto a él.
-Hola pequeño- le revolví el cabello- ¿quieres volver a casa?, ¿o prefieres que vayamos por algo de comer?- me encantaba consentirlo de todas las formas posibles.

-Mmm...-piensa un momento-Quiero comer Kangkung belacan-sonrió divertido, disfrutando del roce de la mano de nii-chan. No importaba qué pidiera, sabía que nii-chan le daría lo que fuera que pidiese, nada del otro mundo pedirle comida malaya...

Salí del auto en cuanto él estuvo dentro de su casa, sin embargo, no entré de inmediato; me escondí en unos matorrales de un jardín contiguo, ¿la razón?: sabía que él tendría vigilancia en su casa.
Como esperaba, un par de horas después, salió el personal de servicio de la casa; dejando esta completamente vacía a excepción de su dueño; fue entonces cuando me moví:
Cubrí un poco mi rostro con mis ropas y sacando una pequeña pistola, disparé al timbre, haciendo que este se descompusiera y comenzara a sonar.
-¡Que demonios!- el hombre había salido y miraba el timbre sin saber lo que había pasado- ¡malditos!- gritó como si pensara que fue obra de algunos bandalos y corrió hacia la banqueta agitando una mano: ya era un hombre grande así que no sería difícil.
Me acerqué a él sin que se diera cuenta y lo golpeé en la cabeza con una tubería que encontré; luego lo subí al auto y me marché con él.
-Me tendrá que decir lo que quiero...- pensé.
-¡Está bien!- se levantó y ayudó al pequeño a hacer lo
mismo- vamos- lo tomó de la mano para dirigirse al centro. Aunque el pequeño le había pedido sólo comida, seguramente pediría algo más después, cosa que le compraría ya que si Nikté estaba feliz; él era feliz.

Siguió a nii-chan por todos los restaurantes, pero la comida no le gustaba, no era lo suficientemente "malaya" para su gusto, expresando gestos de disgusto por los platillos que le daban.

Fastidiado decidió no pedir nada más, estaba cansado, hambriento y enojado por no haber encontrado comida "realmente" malaya...

Seguí conduciendo media hora más, hasta que encontré una bodega solitaria; decidí llevarlo dentró y me estacioné frente a ella. Con algo de dificultad lo saqué del carro. Tomé también la tubería (he pensado que resulta muy útil) y entré en la bodega. Como lo vi por fuera, estaba sola pero aún había varias cajas de lo que seguramente se guardó ahí un tiempo.
Llevé al hombre que cargaba hasta un rincón y tomé algunas cuerdas que llevaba para sujetarle los brazos y las piernas. Saqué una botella grande que estaba a rebosar por un líquido opaco; sin miramientos lancé sólo un poco de ese líquido a su cara para que despertara.
-...a...- abrió lentamente los ojos, yo lo jalé fuertemente hacia arriba para que me mirara; tardó unos momentos en reconocerme- B-Braginski, ¿qué haces aquí?- miró a su alrededor para darse cuenta de que no estaba en su casa- ¿por qué me trajiste?, ¿cómo te atre...- le di una bofetada.
-Yo soy el que hace las preguntas por aquí, ¿da?- le dije, luego sonreí de medio lado y tomé la botella; con ayuda de la tubería hice que bebiera parte de su contenido- ahora me vas a decir quién se llevo a mi hermano; y más te vale ser honesto conmigo.
-N-no- me dijo tosiendo pero retador- no tengo por qué decirtelo; ya no trabajamos en el mismo equipo- sonrió; yo me levanté golpeando la palma de mi mano con la tubería.
-¿Sabes qué es lo que acabas de beber?- le pregunté dandole la espalda, y sin esperar su respuesta, le respondí- gasolina- me volteé para ver que su rostro preparaba una mueca algo asustada. Me volví a acercar con la botella, vaciando un poco más del contenido sobre él- y si no me dices lo que quiero... te invitaré a fumar un cigarro- le dije sacando uno y una caja de fosforos.
Se sentó junto al niño para ver los tiernos pucheros que hacía. Estaba enojado y podía verlo.
-Vamos, pequeño; debe de haber otra cosa que Nikté quiera comer, ¿da?- dijo esperando que pidiera otra cosa: no le gustaba verlo enojado ni triste.

-No quiero comer nada en especial-respondió con frialdad, había sido la salida a comer un verdadero fiasco, y sólo faltaba que la maestra le regañara por la tarea que no hará.

En eso, mira una pareja de enamorados, y se les queda viendo, preguntándose si papa y papi fueron alguna vez como ellos, y si él también lo hará algún día...

El sujeto los miró por unos momentos y bajó la mirada temblando: sabe de lo que soy capaz.

-¿Y bien?- le dije encendiendo un cigarrillo para tranquilizarme un poco; hacía años que no fumaba, pero lo necesitaba ahora- ahora dime... ¿dónde está mi hermano?- me paré frente a él, jalandolo del cabello de nuevo y haciendo que me mirara a los ojos; me di cuenta de que estaba al borde de las lágrimas; de miedo, supuse.

-Y-yo... yo no sé- le di un fuerte golpe en el estomago y acerqué el cigarro a su cuerpo- ¡Te juro que no lo sé!, ¡hace más de un mes que no recivo una llamada de nadie del grupo!- acerqué aún más el cigarro- ¡espera!, ¡espera!, ¡creo que escuché algo la última vez que los vi?

-¿Qué cosa?- alejé el cigarro de él y lo miré esperando que me contestara.

-E-escuché que ha-hablaban de q-que te iban a hacer pa-pagar...- dijo entrecortadamente.

-¿Quiénes?

-N-no sé- volví a acercar el cigarrillo- ¡en serio!, ¡no sé!, pe-pero... sé que uno de ellos no vive muy lejos de aquí- levanté una ceja; tomé un boligrafo y una libreta.

-Dime dónde- me dijo entrecortadamente una dirección; la apunté y sonreí- bueno, me has sido de gran ayuda- me levanté dirigiendome a la puerta.

-¡Espera!, ¡déjame ir!, ¡por favor!- me volví hacia él aún fumando- por favor, Braginski, déjame...

-Muy bien...- dije, pero en vez de desatarlo; me saqué el cigarrillo de la boca y lo lancé a donde estaba; logré ver su rostro aterrado y me di la vuelta antes de comenzar a escuchar sus gritos desgarradores- ahora vete al infierno...
-Vamos, pequeño, no te puedes quedar sin comer, ¿da?- le dijo, luego miró al pequeño observar una pareja; él mismo se los imaginó a ellos dos tomados de la mano; luego sacudió la cabeza: le dolía recordar que aún no tenía el corazón del pequeño- ¿en qué piensa Nikté?

Pasó un espacio de tiempo considerable; una puerta negra se abre, y un hombre jadeante y sudoroso sale de la habitación, arreglando sus ropas. Va hacia lo que parece ser un guardia, y le da un fajo enorme de billetes.

-Gracias por el "servicio", jamás lo olvidaré...-sonrió perverso el sujeto, marchándose de ahí.

Dentro del cuarto, el pequeño cuerpo del niño estaba prácticamente deshecho; sus ropa hecho jirones en el suelo, llena de sangre y otras sustancias; muchas marcas de tortura hacían correr la sangre, y muchos moretones le surcaban cada centímetro de piel.

Peo, a pesar de todo, el menor no había perdido la conciencia. Sólo estaba quieto, estaba seguro de que tenía varios huesos rotos, y el desgarre de sus intestinos era severo; sollozaba muy bajito, pareciendo lo más cercano a un cadáver...

-Ayúdame, nii-chan...-susurró débilmente, y un piadoso desmayo se apoderó de él...



Se sobresaltó un poco al escuchar a nii-chan; se puso un poco rojo, y rascó su mejilla un poco tímido.

-M-Me preguntaba si algún día... iba a estar con alguien así...-desvió la mirada al suelo, estrechando la mano de nii-chan sin querer.

Sentí un dolor horrible que se extendía de mi pecho hasta mi garganta, y no pude suponer otra cosa más que algo malo le había ocurrido a mi pequeño; pisé con fuerza el acelerador, haciendo que se rompiera el silencio de una noche que acababa de caer.

Miré mi reloj, eran las 12, pero no podía dormir; ni siquiera la sombra del cansancio se había apoderado de mí; lo único que quería era llegar hasta donde me habían dicho.

Pasadas las 2 de la mañana llegué hasta el lugar y me estacioné frente a la casa del tipo; me bajé y silenciosamente. Con cuidado revisé el umbral de la puerta para darme cuenta de que esta no tenía alarma.

-Lo tengo- me dije y entré; haciendo uso de mis mejores "estrategias" para no hacer ruido y no activar alguna otra alarma que pudiese haber. Aunque poco me duró la emoción de haber encontrado al sospechoso, porque apenas darle una superficial repasada a la casa, me di cuenta de que estaba vacía por completo- se mudó de aquí...- me dije y ya menos cuidadosamente busqué en cada rincón del lugar para encontrarlo deshabitado- ¡maldición!

Salí de la casa metiendome a mi auto; ¿qué podía hacer ahora?, definitivamente no rendirme. Sólo encontrando a mi pequeño o muriendo podría hacerlo. Me restregué los ojos con las manos y tuve una idea; saqué mi celular y marqué el mismo número de la vez anterior.

-¿Sí?

-Privet; soy Iván... necesito que me des las direcciones más cercanas de los miembros de "la flor marchita"- (es el nombre de la otra mafia)

-¿Qué pasó?- me dijo con aparente preocupación.

-Sólo dámelos, luego te lo explicaré- el me pasó una lista de por lo menos 10 direcciones- spacibo; nos veremos luego- colgué, arrancando el auto- voy por ti, pequeño.
-ahh- suspiró mirando también a la pareja; le gustaba la idea de que Nikté algún día estuviera así con él, así que lo abrazó con ternura- da, mi pequeño- le dio un beso en la mejilla- ahora vamos- lo cargó como cuando era niño.

El menor fue llevado hacia un cuarto más claro y confortable, donde fue atendido de sus heridas. A pesar de todo, no salió ni una sola palabra de sus labios, y ni siquiera tenía ganas de llorar.

No supo cuánto pasó, y tampoco le importaba, solamente iba a esperar a ver de nuevo a nii-chan, o morir en el intento...



Sonrió lindo ante los cariños de nii-chan, correspondiendo y olvidándose de su capricho. Se detuvo a medio camino, y llevó un dedo hacia sus labios, pensando un poco.

-¡Ya sé qué quiero!-exclamó, mucho muy sonriente...

Era ya medio día y no había llegado siquiera a mi primer destino; además a mi auto estaba comenzando a faltarle la gasolina. Me detuve en la primera estación que encontré y bajé del carro mientras el tipo que trabajaba ahí lo "atendía".

Suspiré cuando el frío aire de la mañana chocó contra mi rostro; sentí miedo: terror de que le pudiera estar pasando algo malo y una sensación en el estomago que no me dejaba en paz.

Volví a mi auto para pagar y salir de nuevo a carretera; pasadas de las 4 de la tarde, llegué a la primera dirección y sin mucho esfuerzo, logré entrar a la casa; escuché algo como caida de agua e imaginé que el dueño estaba bañandose. Esperé pacientemente afuera, y cuando él salió, lo golpeé de nuevo en la cabeza, dejandolo en el suelo inconciente.
-¡Vamos pues!- le respondió- ¿a dónde quiere ir Nikté?- lo tomó de la mano para que lo guiara; soriente de que el pequeño estuviera de mejor humor ahora.

-¡No quiero ir a ningún lado!-negó agitando la cabeza hacia los lados, en un acto de capricho-¡Quiero ser el novio de nii-chan!-dijo muy alegre, como si fuera la cosa más normal del mundo...

Salí pasadas las 2 de la mañana de aquel lugar; mi ropa estaba manchada de sangre, pues me había costado mucho que hablara, aunque valió la pena tantas horas de "convencimiento"; ahora tenía los nombres de los que se habían llevado a Nikté. Si bien, no sabía quien lo tenía, lo buscaría a cualquier costo; así me llevara toda la vida.

Salí de nuevo a carretera, pero esta vez me di cuenta de que no podía manejar: ya llevaba casi 2 días sin dormir y sin siquiera descansar; por mucho que me doliera tendría que hacerlo, pues de otra manera chocaría en carretera.

Llegué a un hotel y en cuanto me dieron las llaves del cuarto, fui y me tiré sobre la cama, manchandola, pues la sangre aún estaba fresca.

-Nikté...- susurré enredandome en las cobijas; me dolía el pecho por la preocupación y mi estomago clamaba por alimento, pero ignoré esto último: ya luego iría por comida- pequeño...- comencé a llorar aferrandome fuertemente a la cama; dejé salir un poco el dolor y la impotencia de no tenerlo conmigo. El llanto me consumió hasta que me quedé dormido.
-Jeje- me reí y lo cargué; aunque estaba seguro de que estaba completamente rojo, también una sensación de felicidad se había apoderado de mí; le di un tierno beso en la nariz y aunque no le respondí lo tomé de la mano igual que la pareja. Si me preguntan: no quería responderle, sabía que sea lo que sea que dijera estaría incorrecto o me haría sufrir más.

El pequeño infló sus mejillas, sabiendo que fue tomado por un completo tonto por su propio hermano, y lo que menos quería era precisamente éso. Por lo cual, se detuvo en seco, y lo miró a la cara.

-Yo quiero que nii-chan sea mi novio-dijo, haciendo berrinche-Lo digo en serio, así que no me iré hasta que nii-chan se lo tome en serio también-se sentó en el frío suelo, mucho muy berrinchudo...

Me despertó el sonido un trailer pasando justo junto al hotel; miré mi reloj: 8 de la mañana. Me levanté de inmediato.

-¡Proklyatie!- maldije- he perdido mucho tiempo- corrí a la salida del hotel, pagué apresuradamente; entrando en mi auto de inmediato y dirigiendome al primer lugar de la lista; me tomó realmente poco tiempo llegar.

Cuando lo hice me encontré con una enorme mansión, en la que al parecer se iba a celebrar una fiesta, por la forma en la que eestaban arreglando todo. Para ser más específicos, una boda.

Bajé del auto, viendome entre un grupo de sirvientes; afortunadamente con tanta gente ahí, sería difícil que me reconocieran.

-¿Qué hago, qué hago?- susurré; como si respondiera a mis palabras; un grupo de mujeres ataviadas con hermosos vestidos apareció por una puerta de la casa hacia el jardín. En mi mente surgió una idea; volví al auto y me quité la gabardina con sangre y acomodé la ropa que tenía debajo; rápidamente me acomodé el cabello; tomé una bolsa de apariencia elegante que traía en el auto y metí unas cuantas armas en ella; luego caminpe elegantemente hacia las mujeres- buenos días, señoritas- vi que me sonreían.

-Muy buenos días, señor...

-Dimitri- me apresuré a contestar sonriendoles galantemente- me preguntaba si alguna de ustedes sabría dónde puedo encontrar a la novia- ellas me miraron curiosas- realmente la conocí hace poco, pero... en cuanto me enteré de su boda no pude evitar comprarle un regalo- dije señalando la bolsa.

-Oh, si usted gusta, señor Dimitri, ella estará lista en unos minutos; entonces saldrá aquí al jardín y podrá hablar con ella- me dijo una morena.

-No... es que tengo un asunto importante y debo viajar a París hoy mismo; de hecho creo que apenas llegaré al aeropuerto pero... me gustaría entregarselo yo mismo- ellas sonrieron, quizás enternecidas por la historia.

-Muy bien, señor Dimitri- se adelantó otra- la encontrará...- me dio unas rápidas instrucciones de como pasar a la casa sin que me dijeran algo y cómo llegar con la novia.

-Spacibo, señoritas; les estaré eternamente agradecido- les dije sonriendo y dandome la vuelta.


-De acuerdo, de acuerdo- le dije y me incliné hasta que nuestros rostros estuvieron muy juntos- Sólo dime: ¿por qué Nikté quiere ser mi novio?- pregunté con una enorme sonrisa en los labios.

Se quedó pensando unos minutos, cerrando sus ojos, rascando su nuca.

Finalmente, una idea llegó a su mente, y sonrió dulce ante ella.

-Porque nii-chan es la persona que más quiero-exclamó orgulloso, sonrojándose un poco...

La puerta de la habitación se abrió lentamente; se vio que una sobra irrumpía la luz que por ella entraba.

-¿Alexandra?- preguntó una voz varonil, y por fin él entró en la estancia; su mirada en un principio curiosa y confundida se convirtió en una de terror.

-Privet... mira que alegría, ya he conocido a tu novia- sonreí al tiempo que el se quedaba paralizado: yo tenía a la mujer sujeta por el cabello, con una mordaza en la boca, una venda en los ojos y los brazos y piernas atados. En la otra mano tenía una afilada daga; aún así, no le había hecho daño todavía; no... eso sería la forma de hacer hablar a este tipo- así que... no corras, no le hables a nadie y quizás tu futura esposa se salve.

-Bra...

-No digas mi nombre, ¿da?, no creo que a ella le convenga saberlo- él asintió como hipnotizado.

-¿Qué quieres?

-Primero cierra la puerta- ordené; él me obedeció- ahora dime: ¿dónde está mi hermano?

-¿T-tu hermano?

-¡Da!, ¡mi hermano!- dije jalando más fuertemente el cabello de la novia y enterrando la daga ligeramente en su pecho para sacar apenas un hilillo de sangre- ¡Dime dónde está ahora mismo o la mato!- dije enterrando más fuerte el cuchillo.

-¡Espera!, ¡espera!- me gritó haciendo que me detuviera- hace poco que unos camaradas me contaron que se lo llevarían... uno se llamaba... ¡Viktor!- parecía hacer grandes esfuerzos para no desmayarse- el otro no era ruso; no recuerdo su nombre...

-¿A dónde se lo llevarían?- le pregunté, esta vez enterrando la daga en el hombro de mi victima, haciendo que la mujer comenzara a chillar y retorcerse.

-¡Lo sacarían del país!- gritó de inmediato- no sé... mencionaron varios países de Europa; no sé exactamente a dónde fueron...- saqué la daga pero esta vez la puse sobre el rostro de la joven- ¡alto!, ¡alto!, sí... sí lo dijeron; creo que tienen una casa en Ucrania, amm... ¡Kiev!; por favor, es todo lo que sé... déjala- murmuró cayendo al suelo.

Solté a la mujer; sabía que no me había ocultado nada; sin embargo, saqué una pistola de mi gabardina, él levantó la vista.

-¡Dijiste que no lo harías!- yo sonreí.

-No a ella- le apunté al hombre a la cabeza y disparé- a ti- salí de ahí, dejando a la "pareja"


-¿Da?- una emoción surgió en mi pecho, haciendome sentir en el cielo- muy bien, pero...- puse una mano en su hombro y sonreí- será nuestro secreto, ¿da?- acaricié su cabello- así será más bonito.

Cuando el pequeño recobro la conciencia, sabia que estaba en un avión, y la voz de unos hombres se hacía escuchar, y por su tono, no era nada bueno...

-Ése criajo valdrá su peso en diamantes, se lo aseguro-exclamó uno de piel albina.

-Si lo llevamos a Ucrania a "entrenarlo", seguro que hasta en Albania se cotizará muy bien-señaló el otro.

El pequeño intentó pararse, pero se dio cuenta de que aún seguía malherido; echó un vistazo a su alrededor, y vio más niños en su misma o peor situación, y supo finalmente que su destino no era precisamente bonito...



-Bueno-asintió-Entonces, ¿puedo ser la novia de nii-chan?-preguntó, abrazándolo por el cuello, mucho muy rojito...

Salí del lugar de la reunión sin que notaran absolutamente nada; incluso me despedí con la mano del grupo de mujeres, de esta forma y con un poco de suerte, quizás nadie notaría que fui yo.

Me subí al carro y salí de la vista de todos; en cuanto pensé estar lo suficientemente alejado de toda esa fiesta, me estacioné por un momento y volví a marcar a mi camarada.

-Soy Iván; necesito un boleto de inmediato a Kiev, en Ucrania.

-¿Hoy mismo?

-¡Da!, espera... necesito que alguno de nuestros contactos me espere en el aeropuerto; no podré llevar armas, así que necesito que alguien me provea y... también que me diga los "ejes" de la ciudad, ¿da?

-Correcto, cuenta con ellos- colgó, dejandome de nuevo en la linea; me dirigí al aeropuerto. Afortunadamente uno de los camaradas ya me estaba esperando.

-Hola, Braginski- me entregó el boleto- tu contacto te estará esperando; llegará a ti y te dará un papel identico a este- me mostró uno con algunas palabras- sólo para que estés seguro- me lo dió- es todo de mi parte; nos vemos, Braginski- estrechó mi mano y se alejó. Miré el boleto, sólo me quedaban 5 minutos, así que abordé rapidamente. Ahora tan sólo llevaba dinero en mis bolsillos.

Durante el viaje pude comer al fin; llené mis energías y pagué para que me sirvieran un poco más (realmente había olvidado que hace casi 3 días que no como)

Luego esperé impaciente la llegada, aunque el sueño me venció pronto; desperté cuando una sobrecargo me movió del hombro. Había tenigo una pesadilla.

Bajé apresuradamente del avión, registrandome en sólo momentos y esperando a que llegaran por mí; al poco tiempo un hombre se me acercó y me mostró el papel acordado.

-¡Amigo, mío!- me dijo sacandome de ahí; yo lo seguí; fuimos por su auto, y mientras el manejaba, le pedí que me diera explicaciones- sí... verá; últimamente aquí en Kiev se ha vuelto muy popular la trata de menores, no sé si usted me entenderá- asentí- hay para diferentes fines, claro, desde trabajos forzados, extracción de organos, prostitución- empalidecí y tragué saliva. Ni siquiera la primera que sonaba menos dura era algo que pudiese soportar saber que sufre mi pequeño- pero... hemos rastreado el último vuelo que llegó a la ciudad, su destino el el último- abrí los ojos de par en par.

-Entonces él va a trabajar en...

-Aún no- me cortó; ya habíamos llegado a su casa; bajamos y me mostró una enrome bodega con armas; me permitió tomar las que yo quiciera y luego las metió en una bolsa- supongo que traes dinero- yo asentí- pero necesitarás un auto- me condujo a la parte trasera donde había por lo menos 30 autos. También me dio a elejir. Tomé uno discreto y que parecía veloz; luego puse las cosas en él, y el hombre me mostró la salida- escucha...- me dijo parandose en la ventanilla antes de que saliera- sé que ellos también venden drogas, y tienen un "punto" a unas calles de aquí, en el parque- asentí- tienes que encontrarlo pronto; por ahora estará en la ciudad, pero si pasa más de tres semanas; quizás un mes... lo sacarán del país- tragué saliva- tienes que hacerlo antes de ese tiempo, ¿entendiste?- yo asentí- que tengas suerte.

-Spacibo- le dije.

-No me lo agradezcas; somos parte de la misma "hermandad" así que lo que hago por ti es para todos- se despidió cerrando el portón; yo aceleré, dispiesto a encontrarlo.

-Sé que estás cerca, pequeño...


-¡Da!- le respondí en una sonrisa que era la fachada para mi mueca de culpabilidad- yo quiero- lo cargué, depositando un beso en cada una de sus mejillas y luego en sus labios.