Vuelve a mí, pequeño

Seguí corriendo hasta llegar a una cerca, cuya parte superior tenía unos picos afilados; traté de deshacer las nudos que me tenía ocupadas las manos, aunque sólo logré hacerme un poco de daño y sin aflojarlas demasiado; así pues cambié de estrategia y con dificiltad pasé mis manos frente a mí.

Corrí entonces por la avenida, buscando el lugar donde vivía; al final llegué a mi casa, y abrí la puerta con dificultad, casi tirando las llaves. Cuando estuve adentro, corté las sogas y tomé mi tubería y un par de armas no muy grandes.

-Listos o no, ahí va Iván...


-¡Da!- grité emocionado viendo el lugar: me parecía hermosa la idea de estar con mi pequeño ahí. Corrí detrás de él, muy emocionado y feliz de su compañía; aún sosteniendo los girasoles con la otra mano.

El pequeño quedó mucho muy extasiado ante la belleza de aquél prado; corrió hacia lo que parecía ser una colina, y se sentó en el pasto, sintiendo la brisa mecer sus negros cabellos...

Salí a la calle con el aire frío azotandome en el rostro; sonreí escondiendome entre las sombaras, sintiendo que las cosas comenzaban a arreglarse: por lo menos ahora sabpia que tenía ventaja, a pesar del número: si fuesen alguien que valiera la pena, yo no habría podido salir.

-¡Ustedes busquen por allá!- escuché que gritaba el líder- ¡y ustedes por el otro lado!- daba indicaciones a otros dos más y luego los pasos de todos se confundían en las calles.

-Bueno... son siete... Iván sólo tiene que matar a cuatro de ellos, pero ahora no puede dejar a ninguno vivo- me dije, pronto escuché los pasos de dos sujetos; me sonreí y corrí calle arriba, haciendo que ellos me siguieran.

-¡Sal de ahí, estúpido!- me gritaron en cuanto se dieron cuenta de que estaban cerca de mí. Yo sonreí entre las sombras y me subí a un bote de basura; desde ahí esperé a que llegaran y les disparé a los dos en la cabeza; luego salí en busca de los otros.


Emocionado corrí hacia donde él estaba; me acosté a su lado y miré el cielo por unos momentos antes de cerrar los ojos, acariciando la espalda de mi pequeño y dejando que la brisa alborotara mi cabello.

La sonrisa del niño se amplió al sentir las caricias de nii-chan; se levantó, y cerciorándose de que no había nadie cerca, se recostó sobre el cuerpo de nii-chan, relajándose al escuchar el latido del corazón de nii-chan...

-Te amo, nii-chan...-susurró quedito, cerrando sus lindos ojos, y pasando amorosamente sus dedos por el torso de nii-chan, suspirando cual infante enamorado que era...

Limpié mi tubería con la ropa de los dos cadaveres en el suelo; los había molido completamente a golpes y creo que algo de su sangre había salpicado en mi rostro, además de que mi ropa estaba manchada en ese líquido rojo.

Volví a salir de ese callejón oscuro; escuchando y buscando con la mirada a los tres que faltaban; hasta que escuché pasos suaves cerca de donde estaba.

Corrí hacia la otra dirección, esperando encontrar un lugar para atacarlos; ahora definitivamente sabía que tenía ventaja.


-Yo amo a Nikté también, y mucho- le respondí dejando que me embriagara su perfecto aroma que emanaba de sus cabellos; me dejé llevar, acariciando su espalda, sus cabellos, su rostro... todo era ternura en él y una inosencia que me enamoraba más- Nikté es todo lo que yo quiero...

-¿Nii-chan seguirá amándome cuando crezca...?-preguntó con suma inocencia, mirándole de reojo con su tierna sonrisa-Aunque sea grande... o aunque muriera... yo amaré siempre a nii-chan... no quiero que nadie más me ame, ni me quite la virginidad... sólo nii-chan...-susurró, soltando una pequeña risita linda, acurrucándose más entre los brazos de nii-chan, disfrutando finalmente después del tiempo que esperó para decirle todo eso...

-¿Dónde está?- preguntó uno desesperado, mirando a su compañero de modo aterrado.

-N-no sé... pe-pero creo que ha-hay que separarnos para bu-buscarlo- le recomendó a pesar de que estaba al borde del pánico, el otro asintió y ambos fueron por lados contrarios de la calle.

Yo seguí a uno de ellos, escondiendome entre las sombras y observando como levantaba su arma, girandola frenéticamente y temblando al caminar; sonreí de medio lado y me acerqué a él en silencio; antes de que se diera cuenta, lo golpeé con la tubería en las piernas, haciendo que callera y soltara un fuerte grito de dolor.

-¿Te dolió?- le pregunté- lo siento, ¿da?- me burlé, acercandome a él para cargarlo.

-¡Aléjate de mí!- me gritó, pero no hice caso y lo arrastré a un callejón- ¿qué haces?

-Una sorpresa- contesté más que sonriente.


-Da...- le dije suspirando y enrojeciendo lijeramente por las palabras que me dirigía: me hacían sentir bien en verdad, como si de pronto, todos los pensamientos que tenía no fuesen malos- nunca podría encontrar a alguien más precioso para mí que Nikté...- le acaricié el cabello, abrazandolo con una mano de manera hasta cierto punto posesiva; ojalá yo le pudiera ofrecer lo mismo que él a mí, pero ni siquiera mi persona podía compararse con él.

El cuerpo del menor estaba demasiado apacible, como si no hubiese vida en él; y no estaba muy lejos de la realidad, desde que lo habían apartado de los brazos de nii-chan, ni una sola sonrisa habíase dibujado en su rostro.

Entretanto, unos tipos estaban discutiendo muy seriamente, dando golpes y alzando muchas voces al viento...

-¡Maldición, no podemos quedarnos mucho más aquí!-exclamó uno, dando un golpazo en la mesa-Braginski está cerca, debemos llevar el negocio a otro lado-sugirió, dándole una calada al cigarro.

-Sabes que no podemos, aún no está "preparada la mercancía"-exclamó otro, haciendo énfasis a lo que se refería.

-Imposible, a ése criajo me lo enviarán mañana a su "nueva casa"-profirió-No podemos arriesgarnos a que el tal Braginski nos encuentre, o que lo encuentre-sentenció, dando un portazo a la puerta, marchándose.

-Ni modo...-dijo para sí el sujeto que se quedó.

Lentamente tomó su abrigo, y entrando en la habitación donde estaba el niño, que se hallaba fuertemente sedado, lo tomó de los cabellos, causando un quejido muy sonoro.

-Oye, Dedrik-exclamó, dirigiéndose a un subordinado-A éste mocoso lo "embarcas" mañana a...-ordenó, dándole al niño, que apenas y sí mantenía la conciencia, provocando que unas lágrimas salieran de él.

-Nii-chan, ven pronto...-pensó, sintiendo que si no lo hallaba ahí, jamás lo volvería a ver...




El morenito no dijo nada más, se sentía muy satisfecho con las palabras de nii-chan; pero en eso, ve que unas personas se van acercando hacia donde estaban ellos; recordando la promesa que le hizo a nii-chan, se apartó con mucha rapidez, arreglando sus ropas y cabellos. Odiaba tener qué mantener lo suyo en secreto, pero si ésa era la única manera de estar junto a nii-chan...

-¿Quieres algo de comer, nii-chan...?-sugirió, tratando de cambiar de tema para pasar desapercibidos; en eso, vio a lo lejos un puesto de crepas, y corrió hacia ellas emocionado, y como todo niño caprichudo, jaló a nii-chan de la mano, a costa de tropezones...

-¿E-ey?, a-amigo, ¿do-dónde t-te metiste?- se escuchaba la voz del otro hombre, que se acercaba a donde estabamos; el joven que había atrapado se revolvía en el lugar donde lo había dejado, temblando de miedo, con los ojos vendados y una mordaza en la boca- ¿ah?- al fin se asomó al callejón, por un momento vio aterrado a su compañero y luego se acercó a él corriendo, bajando su arma; le quitó la venda de los ojos para encontrarse con su mirada aterrada, luego le quitó la mordaza- ¿qué...

-¡Es una trampa!- gritó desesperado, pero el otro no comprendió a tiempo, sino que giró el rostro; yo me había parado justo detrás de él.

-Correcto- disparé dos veces y los cuerpos quedaron en el suelo; dio otros disparos más para que sus rostros quedaran irreconocibles; ahora sólo tenía que ir por el jefe, aunque claro, él tendría un trato "especial"- alguien tiene que decir a Iván dónde está Nikté.


-D-da...- le respondí en el momento en el que me vi jalado hacia el pequeño puesto que estaba cerca de ahí. Me molesté un poco por la inerrupción de nuestro momento, pero por lo menos Nikté estaba conmigo, y cualquier cosa que hicieramos juntos etsaba bien y me hacía muy feliz.

Pidió emocionado una crepa de fresas con crema, comiéndola con deleite; en lo que esperaba a que nii-chan pidiera la suya y le diera el dinero para pagar, se mantuvo entretenido correteando unas hojas caer; aunque el gusto no le duró mucho, ya que tropezó, estampándose su cara contra la comida. Miró su crepa en el piso, completamente aplastada, y sintió su cara llena de crema, por lo que se puso a llorar sentado en el suelo, lamentándose por la caída y la pérdida de su comida...

Caminaba despacio y en silencio, pegandome a los muros de los edificios de la ciudad, temiendo que el líder me pudese escuchar; a pesar de que todo parecía muy fácil, estaba seguro de que él no sería tan fácil de detener como los demás.

Escuché pasos cerca de mí y caminé hacia ellos, cuidando no hacer demasiado ruido; y al fin lo vi: iba en dirección contraria a dodne yo estaba, pues acababa de pasar por la calle donde me encontraba. Sin pensarlo dos veces le disparé a las piernas, y aunque pensé que no había logrado darle, él calló al suelo aparentemente malherido, haciendo que su pistola callera a unos metros de él.

Me acerqué entonces corriendo y cuando estaba a unos metros de donde había caído, me tomó por sorpresa el hecho de que se giró, sacando una pistola de su abrigo y disparandome, justo en el hombro.

-Oh...- se burló, cuando caí al suelo adolorido y él se levantó: había fingido bien esa caída- muy fácil, muy fácil..


-¡Pequeño!- pagó rápidamente y corrió a donde estaba su niño, ayudandolo a levantarse y tomando una pequeña servilleta para limpiarle el rostro- ya... tranquilo, pequeño, te compraré otra, ¿da?- pero miró las raspaduras que tenía el menor en las rodillas y le dio un abrazo tratando de consolarlo.

-¡Me duele!-gritó el menor, aún con muchos rastros de crema batida en su linda carita, sollozando muy tiernamente-¡Me duele mucho...!-señaló el raspón en sus rodillas, que comenzaban a sangrar levemente, abrazando muy infantilmente a nii-chan...

-Bastardo...- susurré en el suelo, muy adolorido; él se paseó frente a mí, mientras yo ponía mi mano sobre el hombro, como buscando detener una hemorragía obvia.

-Aca...- dijo chasqueando la lengua y negando- no creo que estés en condiciones de llamarme así, ¿no te parece?- me dijo burlón- ahora creo que tenemos que demostrar quien es quién- dijo, ahora llendo hacia mí, sacando una daga de su abrigo; se paró frente a mí, jalandome los cabellos.

-P-por supuesto- sonreí, él me miró confundido, entonces lo golpeé en el estomago con mi tubería; él cayó al suelo cerca de mí y yo lo dejé inconciente con un golpe en la nuca- jeje... nunca dejes de apuntar a la cabeza, a menos que tengas otros planes...- burlé ahora yo, soltando mi hombro y agradeciendo el chaleco antibalas- mal calibre...


-Da...- le dijo abrazandolo con más fuerza; le termintó de limpiar u pequeño rostro y besó su frente- tranquilo, pequeño- con cuidado movió la piernita del menor, tratando de hacer el menor daño posible- vamos a buscar un lugar donde pueda ver bien eso, ¿da?- le dijo y lamió un pequeño resto de crema que aún tenía en la nariz el niño y lo cargó al estilo novia.

Asintió levemente, dejándose cargar por nii-chan, aún tallándose los ojos a causa de las lágrimas copiosas que derramaba; aunque más bien era por su orgullo, ya que no le gustaba que nadie lo viera llorar, inclusive nii-chan, se sentía por demás vulnerable, no digno de ser "la novia" de nii-chan...

Suspiré cancinamente; contemplando por un momento la bodega en la que nos encontrabamos, y esperando, por lo menos esta vez, que pudieran decirme donde encontrar a mi niño.

Miré a un lado, para encontrarme al hombre que traje aquí inconciente; lo tomé de los cabellos y de una bofetada hice que se despertara.

-Despierta, bastardo- lo volví a golpear- ahora tú... me vas a decir donde está mi hermano o quién lo sabe... si no quieres sufrir mucho antes de morir- le dediqué una falsa sonrisa.

-Jm... puedes hacer lo que sea: no te diré nada- me respondió: grave error; tompe la tubería y lo golpeé en el estomago con fuerza, provocando que sacara todo el aire, y antes de que pudiese recuperarlo, le tapé la boca y la nariz.

Pasó cerca de medio minuto, en el que estuvo tratando de que lo soltara, pero sus golpes se volvvían cada vez más débiles y cuando se dejó de mover, lo solté.

Lo miré y revisé su pulso: sólo estaba inconciente. Tomé una botella con agua helada y le eché algo de su contenido para que despertara.

-¿Qué me dices ahora?


Lo llevó a una pequeña banquita que estaba ahí y con cuidado lo sentó, haciendo que el infante estirara su piernita para revisarla. Mojó un pañuelo que traía y comenzó a limpiar.

-Dolerá un poquito, ¿da?, pero es necesario para que la herida no se infecte- le dijo.

Siendo su cuerpo "llenado" de somníferos, el pequeño fue transportado sin dificultad en un automóvil por demás lujoso, para que cualquier policía o figura de autoridad no los detuviese, aunque a fin de cuentas nadie se atrevía siquiera a mirar.

El niño jamás supo cuánto duró el viaje, o qué fue lo que sucedió exactamente; sólo despertó, con un terrible dolor corporal, y escuchó parte de la conversación de unos tipos...

-¡Sí, ajá! Estamos en Francia, finalmente...-exclamó, abriendo una camioneta más, donde había más niños "como él"-¡Lo sé, pero fue culpa del otro, ya que el tal Braginski nos estaba pisando los talones-comentó-Claro, aquí jamás lo encontrará, ya verá que la "Ciudad Luz" puede ser muy oscura...-sonrió malicioso, yendo hacia el grupo de infantes donde estaba el moreno.

Aún bajo el efecto de las drogas, fue tomado con rudeza de los cabellos, y llevado a quién sabe qué lugar.

-Y ahora tú, criajo, pagarás lo que nos ha hecho tu hermanito adorado...-sentenció, llevándolo hacia una habitación, llena de hombres para nada "buenos", mientras el niño sólo lloraba más, siendo su ropa desgarrada, y su cuerpo profanado con violencia...



-¡M-Me duele...!-se quejó, provocando que su pequeña extremidad temblase a causa de la sensación punzante, llenvando sus puños hacia poco más arriba de su pecho, en un acto por demás lindo de ternura, tratando de aguantar que más lágrimas cayeran por sus mejillas, mordiendo sus labios para aguantar el dolor...

-¡¿Francia?!- finalmente, luego de repetir esa tortura varias veces y golpearlo otras muchas más; había terminado por decirme lo que esperaba.

-S-sí... ayer mismo me lo dijeron: se lo llevarían del país; a Francia, pe-pero no me preguntes a qué parte en especial porque no lo sé...- teblaba y sangraba también; al parecer estaba a punto de caer inconciente.

-¿Qué más me puedes decir?

-N-nada... yo... ¡ah!- lo volví a golpear en la cabeza- e-el sujeto que se lo pensaba llevar a París... eso creo...- me dijo finalmente.

-Muy bien; eso es todo- saqué un arma y le disparé en la cabeza- es la última vez que me separan de mi pequeño- saqué mi celular y llamé por telefono a mi camarada: necesitaba ayuda en Francia.


Continuó limpiando la pequeña herida, a pesar de que le dolía la expresión del pequeño; en cuanto terminó de hacerlo, amarró otro pañuelo sobre la rodilla y le dio un beso sobre el cabello al infante.

-Eso será suficiente hasta que volvamos a casa- le acarició para que se tranquilizara.

-G-Gracias, nii-chan...-sonrió más aliviado, dándole un beso en la mejilla-Pero ya le dije a nii-chan que era una cita, así que por hoy iremos adonde nii-chan quiera...-susurró bajito, haciendo obvio que un raspón no iba a aguarle el día...

Un par de horas después, ya estaba en un avión hacia París; mirando con desesperación el reloj: cada minuto que pasaba, debía ser una tortura para mi pequeño.

No pude siquiera conciliar el sueño y no probé bocado; sentía un mareo muy fuerte y unas ganas de gritar y llorar.

-¿cómo es que aún no estás conmigo?


-Vamos a caminar, ¿da?, dije que me gustaba mucho este lugar y no lo hemos recorrido aún- le contesó ayudandole a levantarse y comenzando a caminar mientras tomaba de la mano al niño.

Habían sido momentos interminables, y por una vez más en su vida, daba gracias a las drogas que usaban para mantenerlo quieto porque aminoraban su intenso dolor físico; pero sentía que hasta el más íntimo rincón de su alma estaba manchado, marchito, maldito...

Al final, el último sujeto se sintió satisfecho con su pequeño cuerpo, dejándole con golpes, sangre y quemaduras en todo él.

Al momento, alguien más grande entró con él, y lo tomó bruscamente del brazo.

-¡Despierta, inútil...!-le gritó el tipo, haciendo que el menor apenas lo mirase, muerto del miedo-Aquí no vienes a descansar, sino a trabajar-le dio un abrigo por demás oscuro, justo de su estatura y complexión-Irás a Place de Clichy, y atraerás gente, y cuidado conque te identifiquen, ¿entendido?-puso el frío de su arma en la mejilla del niño, haciéndolo sudar frío.

Obteniendo una afirmación, el mayor lo hizo subir a un auto; ya ahí, bajó al niño, junto con otros más, y un adolescente les dio unas pequeñas instrucciones, y los agrupó en pequeñas congregaciones.

Al pequeño le tocó la zona "buena", dado que era "mercancía especial", y no teniendo remedio, sólo se quedó esperando, sintiendo el frío de la época, sollozando en silencio, queriendo ver a nii-chan con todas sus fuerzas, a pesar de estar sucio...




-¡Está bien, nii-chan!-asintió alegre el menor, y con un poco de dificultad al principio, pudo seguirle el paso a nii-chan en la caminata.

Cada minuto que pasaba se le hacía tan efímero, ya que disfrutaba por completo el estar así con él, estrechando más a momentos la mano de nii-chan.

No se dio cuenta de cuánto tiempo pasaron caminando, pero cuando sintió un pequeño rugido en su estómago, se percató de que ya era mucho muy pasado del mediodía.

Sonrió apenado, tocando su pancita-Creo que tengo hambre, nii-chan...-exclamó tímido, mirando hacia el suelo...

Llegué aproximadamente a media noche; había poca gente en el aoeropuerto y eso em facilitó encontrar a quien estaba buscando: un sujeto bajito, rubio y medio corpulento. Se acercó a mí y me hizo una seca cabezada para que lo siguiera; yo lo hice y salimos, caminando por la ciudad, que a pesar de estar en invierno me parecía cálida.

-... entonces tu eres el famoso Braginski- me dijo luego de un rato de andar en silencio, yo asentí secamente- bueno, como sea; sé a lo que viniste, pero ten por seguro que no sólo yo y los nuestros saben de tu presencia aquí: dentro de muy poco los "otros" tambipen se enterarán, sobre todo si sigues con los mismos metodos que tuviste- iba a replicar, pero me interrumpió- como sea, no estoy aquí para decirte qué o cómo hacer las cosas; sin embargo te advierto que hagas esto rápido: si se dan cuenta de tu presencia, se lo llevarán pronto.

-... spacibo- le dije por las indicaciones; últimamente sentía que agradecía demasiado.

-Oui... bueno; como sea, te llevaré a donde te quedarás- caminamos algunas cuadras más hasta que estuvimos frente a lo que parecía un apartamento grande- será aquí, tienes "todo" lo que necesitas dentro, incluido un coche, ahora: no salgas a menos que sea necesario y como te dije: no llames la atención... si encuentras dónde está, llámame: sería la oportunidad perfecta para acabar con esos bastardos- me despidió con la mano y yo entré a casa.

Subí las escaleras hacia la habitación que habría de ser mía y me tendí en la cama a llorar; no podía soportar el saber lo que estaba sufriendo...


-Entonces vamos a comer, ¿da?- le dijo jalandolo un poquito más, de nuevo a la costa del lago- ¿a qué lugar piensa Nikté que sería bueno comer?- preguntó sabiendo que no tenía muy buen gusto más que para la comida rusa.

-Comeré lo que nii-chan quiera que coma~-exclamó agitando sus brazos un poco, sin dejar de tomarlo de la mano. Lo pensó un momento, pero nada se le venía a la mente. Se cruzó de brazos, y cerró sus ojos, tenía en mente muchos lugares de buena comida, pero como ésa era una ocasión más que especial, se le hacía difícil concentrarse en uno solo...

Las lágrimas no pararon en toda la noche; me sentía morir o algo mucho peor; y no salí hasta que los primeros rayos de sol entraron por la ventana.

No sabía a dónde ir: sólo una vez había estado en Paris y realmente había sido hace ya varios años; mi mente no recordaba mucho de todo eso y ni siquiera el punto en donde había tenido que ir a hacer una entrega en aquella ocación.

Anduve pues, sin rumbo por las calles, esperando encontrar un indicio aunque fuese pequeño de la ubicación de Nikté, y sintiendome como un tonto por no haber preguntado el día anterior sobre los posibles lugares en dónde buscar.


Llegaron a la orilla del lago y volvierona subir a una de las pequeñas lanchitas; en esta ocación, Iván tomó de inmediato el remo, para evitar que su pequeño se cansara de nuevo. Lo miró mientras este seguía pensativo.

-Oiga jefe, éste niño no aguantará más "trabajo"...-susurró el menor al capo, señalando al pequeño, que se encontraba recargado sobre una pared, sentado en el frío suelo en plena calle, con la mirada perdida, y mucha sangre corriendo de su entrepierna.

-¡Tú no hagas caso y que le siga!-ordenó con altanería el individuo-No le hace si se muere, conque gane billetes me basta y sobra-sentenció, mirando la expresión del joven, que no paraba de sentir un poco de lástima por el niño-Está bien, está bien; déjalo descansar ahí, pero sólo una hora, ¿entendido?

-Como ordene-asintió el muchacho, aliviándose un poco por el niño.

-Mientras, tú ve a que los otros mocosos se muevan, hay otras calles qué cubrir-le ordenó, viendo cómo se marchaba.

Dirigió su vista hacia el infante, quien apenas y sí mantenía los ojos abiertos; tomó con fuerza su brazo, lleno de piquetes, moretones, quemaduras, entre otras cosas, y sacando una inyección de su bolsillo procedió a hacer correr el líquido por las venas del menor-Ésto te mantendrá quietecito...-susurró para sí, observando cómo poco a poco se iba quedando dormido.

Terminó su "labor", y simplemente lo dejó ahí; se dirigió hacia otros menores, y tomó a un de ellos por el hombro.

-Despiértenlo sólo si lo solicita algún cliente, ¿entendido?-ordenó, a lo que los niños asintieron asustados-Ustedes tres, quédense aquí a "cubrirlo", no tardo...-exclamó, pidiendo un taxi, yéndose de ahí.

Los demás críos miraron al otro, que seguía "dormido"; todos se vieron, era evidente que el niño no iba a resistir mucho más el "trabajar" a ése ritmo.

En poco tiempo, cada uno de ellos fue "solicitado", dejándolo solo; en la fría intemperie, sus respiraciones se iban haciendo cada vez más y más pausadas, y su piel, además de fría, empezaba a tomar un color pálido, debido a la falta de sangre, descanso y calma.

-Nii-chan...-susurró entre sueños, sonriendo una sola vez; sabía que si no era hallado pronto, lo más probable era que iba a morir, de todas maneras lo único que deseaba saber con todas sus fuerzas, era que nii-chan estuviese bien...




El niño hizo un pequeño puchero, sintiéndose por demás inútil. Se quedó mirando el agua cristalina, pensando en qué sería bueno comer. De vez en cuando tocaba el agua, pasando sus manos en aquél lago frío.

-Nii-chan, ¿qué harías si muriera...?-susurró, mirándolo de reojo unos instantes, volviendo su vista hacia el enorme "charco"...

Luego de horas de caminar, mis pies dolían un poco; me di cuenta por una vez que en todos esos días apenas había comido o dormido, y mucho menos tomado un descanso; a pesar de ello, no me arrepentí: el momento en el que descansaría es cuando encontrara a mi pequeño y vengara todo lo que le hubieren hecho.

Distraidamente las palabras de todos pasaron por mi mente... de pronto, como si una de ellas en especial, rebotara en mi cabeza, vi a lo lejos un pequeño; de cabellos oscuros y que caminaba por la calle, aparentemente tratando de llamar la atención de los mayores; me acerqué corriendo.

-Nikté- llamé cuando estuve cerca, pero cuando se dio la vuelta, me di cuenta de que no era; las lágrimas se quicieron apoderar de mí una vez más, pero algo surgió en mi mente; me acerqué al menor y le hice una seña para que viniera conmigo: tal vez el supiera dónde estaba Nikté, era muy probable que trabajaran juntos.


-¿Eh?, ¿por qué Nikté me hace esa pregunta?- era extraña en todo el sentido, pero aún así, debió suponer que la haría algún día... si de cualquier manera vio como acababan con sus padres- pues... esperar la muerte solamente...